Alejandro Jodorowsky: Veamos el caso de una
bailarina amiga mía.
Tuvo una hija con un hombre que lleva el mismo
nombre de pila que el padre de ella.
Esto es ya muy significativo.
¡Pero resulta, además, que la bailarina se llamaba
igual que la madre del amante!
Si, después de esto, se atreven a negar que cada
uno buscaba en el otro, respectivamente, a su padre y su madre… Impactante,
¿no?
Siendo aún niña, esta bailarina se quedó sola con
su madre, totalmente apartada del padre.
No sólo tuvo que encontrar posteriormente a un
hombre que se llamara como su padre, sino que también se las ingenió para que
éste la abandonara y desapareciera, a fin de que su hija tuviera una infancia
parecida a la de ella.
Por supuesto que todo esto no fue urdido
conscientemente por ella; se trata de una estrategia inconsciente y, no
obstante, de lo más burda.
Cuando empezó a darse cuenta de los daños causados,
vino a verme para pedirme que le prescribiera un acto que le permitiera
perdonar a su padre y vencer así su odio hacia los hombres.
Le rogué que me dijera en qué momento su padre
había roto toda relación con ella.
“Poco después de mi primera regla”, me respondió.
Es frecuente que un padre se aparte de su hija
cuando ésta se hace mujer.
Le parece haber perdido a la niña que sentaba en
sus rodillas y le duele tener que renunciar a cierta forma de intimidad, de
contacto.
Después le pregunté dónde estaba enterrado su padre
y le propuse que fuera a su tumba.
“Allí le dije: lo más cerca posible del cadáver
enterrarás un algodón empapado en tu sangre menstrual y un tarro de miel”.
Miel, para instilar dulzura, para señalar que no se
trata de un acto agresivo, sino de una aproximación amorosa, de un intento de
comunicación.
Es un ejemplo de acto psicomágico muy sencillo que
permite reactivar una relación cortada brutalmente y, al mismo tiempo,
proseguir una evolución emotiva interrumpida traumáticamente.
Aunque adulta, la mujer seguía en el estadio de la
adolescente que tuvo que afrontar sus primeras reglas y la separación de su
padre.
Con Una Sola Carta Del Tarot:
¿Cuáles Son
Mis Límites?
Alejandro Jodorowsky y Marianne Costa explican en
“La vía del Tarot” (ed. Siruela) otro nuevo ejercicio:
Una carta puede ser también indicadora de nuestras
dificultades en cada centro: intelectual, emocional, sexual-creativo y
material.
Para eso:
A) Se saca una carta eligiendo aplicarla a un
centro particular.
Por ejemplo:
Tirada: El Emperador (IIII)
Mis límites intelectuales:
Respuesta: El racionalismo obtuso me encierra,
rechazo todo lo que no es “cuadrado”.
Mis límites en lo emocional:
Respuesta a una consultante: Soy demasiado
maculina, o estoy demasiado marcada por el amor hacia mi padre y soy incapaz de
dejar sitio para nadie más.
Respuesta a un consultante: Tengo demasiada
autoridad y no tengo suficiente indulgencia. No conozco la vía del corazón.
Mis límites sexuales-creativos:
Respuesta: Mi sexualidad o mi creatividad es rutinaria,
repetitiva. ¿No estaré aburriéndome?
Mis límites materiales o corporales:
Respuesta: Me niego a invertir o a crecer. Mi
cuerpo sigue todavía bajo la influencia del padre, y mi vida material no conoce
la noción de inversión.
B) También se puede aplicar sucesivamente una
carta a todos los centros.
Por ejemplo:
Mis límites intelectuales:
Tirada: El Loco.
Respuesta: Mi problema es que no tengo límites. Me
esparzo. Necesitaría adoptar una posición más racional, acotar mi pensamiento.
Tirada: La Justicia (VIII)
Respuesta: Mi límite es la rigidez. No considero la
posibilidad de que un punto de vista…, una forma de pensamiento, pueda superar
lo que conozco hoy.
Tirada: La Emperatriz (III)
Respuesta: Me entrego a la ensoñación, corro el
riesgo de caer en el fanatismo. ¡Mi intelecto es demasiado romántico!
Mis límites en lo emocional:
Tirada: El Diablo (XV)
Respuesta: Soy demasiado posesivo (o posesiva)
Tirada: La
Rueda de la
Fortuna (X)
Respuesta: Tengo dificultad en plantearme una nueva
relación, quizá deba acabar de cerrar un ciclo, o aceptar considerarlo como
cerrado.
Mis límites sexuales o creativos:
Tirada: El carro (VII)
Respuesta a una consultante: padezco “donjuanismo”
aun siendo mujer…
¿No seré una ninfómana reprimida? ¿O tengo la loca
idea de que para crear hace falta ser hombre?
Respuesta a un consultante: El deseo de conquista
va por delante del deseo propiamente dicho. Debería saber distinguir entre
cantidad y cantidad…
Un artista: El deseo de reconocimiento se antepone
al placer creativo.
Tirada: La Justicia (VIII)
Respuesta: Una figura maternal me impide llegar a
la creatividad. Quizá mi deseo sexual se limite al deseo de tener un hijo.
Tirada: La Templanza (XIIII)
Respuesta: Me tomo por un ángel, rechazando la
fuerza de mi libido.
Mis límites materiales o corporales
Tirada: La Papisa (II)
Respuesta: No me muevo lo suficiente
Tirada: El Ermitaño (VIIII)
Respuesta: Vivo como un hombre fatalmente viejo,
solo y pobre. No tengo el concepto de abundancia.