El Emperador es un arquetipo Yang por excelencia.
Su número es el cuatro, asociado a los planos de
manifestación (espiritual, mental, astral y físico), a los cuatro elementos
(Fuego, Aire, Agua y Tierra), a la cruz que conforma la materia y nos ata a la
realidad.
En los mazos de tarot El Emperador aparece como un
hombre sentado en un trono, seguro de sí mismo y de sus logros.
Si bien está sentado no es pasivo.
En la tradición se le asocia al signo de Aries, y,
estemos o no de acuerdo con esta atribución ciertamente su don de mando y
capacidad de liderazgo se corresponden con este signo.
Lleva un cetro en su mano que denota poder y
dominio.
Es reconocido como figura de autoridad.
Por su manifestación exclusivamente terrestre,
prefiero asociarlo a los signos de FUEGO (Aries-Leo-Sagitario) ya que es una
figura formal dentro del mundo: estructurado, con una mentalidad convencional y
gregaria, apegada al mundo de la materia.
Desconoce las vivencias de los planos superiores, o
al menos, no parece recordarlas.
El impone las leyes y hace que el mundo sea
productivo y funcione, resuelve los aspectos prácticos de la vida y concreta
las acciones que se fueron gestando con la energía de la Emperatriz.
Esto hace que su mundo interno pase a segundo
plano, es un arquetipo masculino que no se conecta ni comprende el mundo de La Sacerdotisa , del
misterio y lo irracional.
Todo aquello que tenga que ver con la parte
sensible, intuitiva o de búsqueda interna no corresponde al Emperador.
Él es el mundo de la materia, la posición social,
el status.
Si el Emperador ama, es la construcción de un
matrimonio, si estudia una carrera debe estar en consonancia con los cánones
del mundo para ser aceptado y de esta manera poder escalar posiciones dentro de
lo ya establecido.
Lo que estaba gestando la Emperatriz , el
Emperador lo concreta, lo realiza.
Lo baja a la tierra, lo estructura y le da orden.
Es un arquetipo muy común en nuestra sociedad.
Las mujeres intentan ser la Emperatriz y los
hombres el Emperador.
Son los arquetipos con los que más se conecta la
mente gregaria.
El es el hombre de negocios con su empresa, enfoca su energía hacia
productividad y la consolidación material.
El Emperador también es el padre, la figura de
autoridad dentro del núcleo familiar.
Ama a sus hijos por sus logros concretos, por su
realización y por la capacidad que tienen de mostrar al mundo quienes son.
Un Emperador exigirá que sus hijos sigan sus pasos.
Los dotará de estructuras y normas sólidas que
servirán de base a lo largo de la vida.